Estamos escuchando y leyendo muchas cosas a propósito de la generación Z. Tenemos la sensación de que los directivos que tienen entre cuarenta y cincuenta años están muy perplejos con la llegada de esta nueva generación que se dice es tan diferente, imposible de retener en el mismo trabajo mucho tiempo,  que cambia muy frecuentemente de ideas  y que va a obligar a la empresa a adaptarse si quiere atraerla y retenerla.

Al final, como dice Oscar Wilde, «la nueva generación es horrible, pero me encantaría formar parte de ella.» Nos gustaría entender mejor cómo va esto y, al final, es posible que lo que reivindica la generación Z de cara a su trabajo, podría ser interesante también para nosotros.

A lo largo de mi labor como coach vocacional de jóvenes entre 15 y 25 años, he llegado a la conclusión que su deseo es muy simple: buscan la felicidad en el trabajo. Para ellos, su trabajo formará parte integrante de su vida y tendrá entonces que darles alegría al igual que su vida personal. En el fundo, no buscan un equilibrio entre la vida personal y profesional, si no una vida totalmente exitosa. Eso pone en cuestión las barreras que las generaciones previas han puesto entre la vida laboral y la vida privada.

De este modo, imaginan su trabajo como un lugar agradable, donde les guste quedarse. Además, plantean la posibilidad de trabajar cuando y dónde quieran. Quieren un jefe que les escuche, les considere, les ayude a crecer profesionalmente y que, además, sea capaz de guiar a su equipo. Esperan una manera de trabajar colaborativa, donde todo el mundo esté implicado y sea escuchado; una empresa ética, que diga lo que hace y haga lo que dice y que contribuya a mejorar el mundo. Quieren un sueldo justo y ventajas útiles; una actividad polifacética que les permita vivir varias experiencias a la vez, y así cumplir con diferentes aspiraciones. En resumen, tienen una reivindicación profunda: dar un sentido a su vida que les permita crecer como persona.

¿Utopia ?

Y eso se conecta con el pensamiento de muchos investigadores sobre el tema de la felicidad en el trabajo. Algunos estudios dicen que un trabajador feliz será 55% más creativo y 31% más productivo. ¡Un tema que merece ser considerado!

Annie McKee, una investigadora de la Universidad de Pennsylvania que ha escrito mucho sobre la inteligencia emocional en el trabajo, define tres condiciones para estar comprometido y feliz en tu trabajo:

  • Tener una visión clara de tu futuro y de tu papel dentro de esta visión.
  • Lo que la autora llama «la razón de ser». Es decir, tener claro porqué tu trabajo cuenta, cuál es tu verdadera contribución y al final, qué SENTIDO tiene.
  • Las buenas relaciones con tu equipo. Ella dice que: “uno entra en una empresa, pero renuncia por su jefe”.

Además, el Dalai-Lama, en su libro «El arte de la felicidad en el trabajo» añade la idea de que: «una vida feliz reclama hacer cosas variadas. Es necesario que sea entera y completa. No es suficiente centrarse en un trabajo y en el dinero.»

Me parece que nuestros jóvenes lo han entendido todo y que, al final, su búsqueda tiene todo el sentido. No pueden imaginar el trabajo sin felicidad y ,francamente, eso cuesta admitirlo, pero solo podemos estar de acuerdo con ellos.

 

Fuentes:

  • Annie McKee: “How to be happy at work”-Harvard business review press
  • Dalai-Lama: “El arte de la felicidad en el trabajo”-charla con Howard Cutler (Ed.Kailas Pensamiento)